Ganadores


Ganador “Rekino”

Más De $186 millones
“Yo había ganado algo, pero estamos hablando de menos de dos millones de pesos. No como ahora, que es un gran premio”, señala Mario Garay, el feliz ganador de Rekino con más de $186 millones. “Fue solo suerte, porque jugué al azar".
Hay una ceremonia que Mario realiza cada lunes sin falta. "Yo reviso en mi cuenta en Lotería, en su página web, los cartones que juego en la semana. Ahí los chequeo”. Cuenta que no es muy expresivo con sus emociones, y que al ver que era ganador, solo dijo: 'chuta, me lo gané'. “En la agencia estaban más contentos que yo”, señala riendo y agrega que “preferí esperar a que me confirmaran que efectivamente era yo el ganador del Rekino” dice con la serenidad que le entregan sus 70 años.
Mario señala que el premio llegó en un momento preciso. "Justo yo tenía que ir a Santiago, porque soy operado de un cáncer al riñón. Tenía que pagar diez millones de pesos, que no los tenía. Llevaba seis meses sin pagar, estaba a punto de ir a lo judicial. Me llega el premio y pude pagar la deuda. Por eso estaba muy contento. Todo depende de lo que uno haga con el premio".
El feliz ganador de Kino profundiza diciendo que, lo que se haga con un premio así, depende de cada persona y su situación. “El esposo de mi hija dijo: yo la guardo porque vienen tiempos difíciles. Mi hija que es profesora dijo: Yo me compro un montón de cosas y me voy de viaje. Entonces, cada uno tiene una forma de ver el premio. Yo soy jubilado, no me voy a volver loco gastándome la plata”, afirma y cuenta que “claro que viviré con más tranquilidad, sin pena gracias a Rekino. Hace diez años esta plata la convierto en un negocio, una empresa", dice con seguridad este ingeniero civil mecánico, con experiencia en Colombia y Ecuador.
¿Algún gusto se va a dar?: "Voy a cambiar una camioneta del 2013, tendré un vehículo más al día. Pensaré qué otras cosas podré hacer. Ahora tengo todo el tiempo del mundo. En mi día a día, me estoy cambiando de casa a una de un piso, ya no puedo subir escaleras. Me junto con amigos a tomar un café y conversar, me gusta leer y aprender”.
Un alivio económico en su vida y el recuerdo a un origen de mucho esfuerzo familiar. "Empecé a estudiar tarde, a los nueve años, vivía en el campo, en Porvenir, en el sur austral. Luego me fui a un internado. Entré a estudiar a la universidad y en el verano iba a trabajar en un frigorífico en Argentina. Creo que en general ha sido una linda experiencia”, señala y habla de su etapa deportiva y sus intereses. “Fui seleccionado de vóleibol, jugué básquetbol. Una vida interesante. Mi mamá nos hacía un juego con los hermanos, con el diccionario. Ubicábamos la columna, luego la fila. Y el término que fuera debíamos empezar a describirlo, así íbamos jugando y aprendiendo. Eso me gusta". Y le quedó gustando el juego de aprender, tanto que ahora lo seguirá haciendo con la tranquilidad y felicidad de ser el ganador del Rekino.